En cualquier casa de electricidad, corralón o tienda online, es común encontrar materiales eléctricos de origen chino. Desde llaves térmicas hasta tomacorrientes, disyuntores, sensores, tableros y más. Y aunque muchos de estos productos son accesibles y a veces incluso estéticamente similares a los de marcas reconocidas, la pregunta persiste:
¿Estamos frente a una oportunidad económica… o a un riesgo para la seguridad eléctrica?
El atractivo de lo barato
No hay que negar lo evidente: los productos chinos cuestan menos. Para un electricista que arma presupuestos ajustados, o un cliente que quiere gastar lo mínimo, es una solución tentadora.
Además, muchas veces vienen con marcados de norma (IEC, CE, etc.), aunque su procedencia y calidad no siempre se pueden verificar fácilmente. En otras palabras: parecen aprobados, pero… ¿quién controla?
La otra cara: fallas, sobrecalentamientos y peligros ocultos
Muchos colegas ya tienen experiencia con esto:
- Térmicas que no cortan ni cuando hay cortocircuito.
- Disyuntores que saltan sin motivo o, peor, no saltan nunca.
- Tomas que se derriten o cables de cobre «bañados», que no resisten la corriente prometida.
Estas situaciones no solo implican riesgo eléctrico y de incendio, sino que exponen al profesional que firmó o instaló esos materiales. Y en caso de siniestro, ¿a quién se le reclama?
¿Quién controla qué entra al país?
Acá viene el punto más polémico: en Argentina hay controles, sí… pero también hay importaciones sin trazabilidad real. Muchos productos ingresan por canales poco claros, o directamente se compran por plataformas internacionales sin pasar por ensayos ni registros locales.
Y lo peor es que muchos de estos materiales terminan instalándose en viviendas, escuelas, hospitales o fábricas, donde un fallo puede ser mortal.
Pero… ¿todo lo chino es malo?
No. También hay productos de origen chino de excelente calidad, fabricados por marcas reconocidas globalmente, con controles serios y certificados reales. El problema no es el país de origen, sino la ausencia de control en la cadena de importación, distribución y venta.
Por eso es fundamental que los electricistas:
- Verifiquen si el producto tiene IRAM o certificaciones válidas en Argentina.
- Compren a distribuidores confiables y no por precio en cualquier marketplace.
- Eviten marcas desconocidas o con antecedentes dudosos, sobre todo en protecciones (térmicas, disyuntores, diferenciales).
- Dejen claro en el presupuesto qué materiales se usan y quién los provee.
Opinión final (y polémica)
“El problema no es China. El problema es el descontrol, la cultura del ‘total anda’ y la falta de criterio técnico al elegir qué instalar en una casa o empresa.”
Instalar una térmica trucha para ahorrar $1.000 puede terminar en un incendio de $10 millones. Y aunque el cliente quiera lo más barato, la responsabilidad sigue siendo del instalador.
Entonces, vos que estás leyendo:
¿Usás materiales chinos?
¿Tuviste alguna mala experiencia con alguna marca importada?
¿Deberían endurecerse los controles de importación y comercialización?
Opiná abajo. Este debate nos toca a todos los que trabajamos con la electricidad.