Hoy en día, podés entrar a cualquier corralón o ferretería de barrio y salir con térmicas, diferenciales, cables o tomas. Pero…
¿Quién le explica al cliente si eso que compra es realmente lo que necesita?
Comprar electricidad como si fuera cemento
El problema no es vender. El problema es vender sin saber lo que se está vendiendo.
Muchos corralones tienen empleados que no distinguen entre una térmica bipolar y un disyuntor, o entre un cable de 2,5 mm² y uno de 4 mm².
Y los clientes tampoco lo saben… pero igual compran.
«Llevate esta que es más barata»
Esa frase se escucha seguido.
¿Pero esa térmica barata es apta para el consumo que va a tener la instalación?
¿Ese cable cumple la norma IRAM o es importado sin certificación?
Cuando no hay asesoramiento técnico, se vende mal. Y cuando se vende mal, los riesgos los paga el cliente y el electricista.
Un peligro silencioso
- Instalaciones subdimensionadas.
- Materiales truchos.
- Diferenciales que no disparan.
- Clientes que creen que todo es “lo mismo”.
Al final, el electricista termina enfrentando los reclamos, aunque la decisión errada haya venido desde el mostrador.
El rol clave del asesoramiento
Un comercio que vende electricidad debería tener personal capacitado o al menos derivar la consulta a un matriculado.
No se trata de impedir la venta, sino de responsabilizar al punto de venta por lo que está entregando.
¿Qué opinás vos?
- ¿Comprás en corralones o preferís casas especializadas?
- ¿Te pasó que un cliente trajo materiales “de oferta” que después tuviste que rechazar?
- ¿Deberían los corralones estar obligados a contar con personal capacitado?
¡Sumate al debate! Esto no es solo una cuestión comercial: es una cuestión de seguridad.