En Argentina, todavía se ven instalaciones nuevas sin puesta a tierra. Y no hablamos de casas viejas o de barrios humildes con instalaciones precarias. Hablamos de obras nuevas, firmadas por «profesionales» matriculados, donde la jabalina brilla por su ausencia o se clava solo «para que pase la inspección».
¿Por qué seguimos naturalizando esta irresponsabilidad?
La puesta a tierra no es un lujo, no es un «detalle», ni un costo opcional. Es una medida de seguridad crítica para evitar electrocuciones, proteger equipos y asegurar el correcto funcionamiento de los diferenciales. O sea: puede salvar vidas.
Y sin embargo…
- Se omite por ignorancia.
- Se evita por «ahorrar costos».
- Se simula para «cumplir con lo justo».
Según la Resolución SRT 900/15, las instalaciones deben verificarse y contar con pruebas de continuidad de masas y puesta a tierra. No hacerlo es un incumplimiento legal y, en algunos casos, una negligencia penal si ocurre un accidente.
Abrimos el debate:
- ¿Te tocó ver (o heredar) obras sin puesta a tierra?
- ¿Qué hacés si el cliente se niega a pagarla o dice que “no hace falta”?
- ¿Debería haber sanciones más duras para quienes firman sin garantizarla?
Comentá y contá tu experiencia. No se trata solo de normativa: se trata de ética profesional.
Laburo hace 15 años y todavía me cruzo casas nuevas sin puesta a tierra. Algunos colegas la ponen de adorno, otros directamente ni la consideran. Después nos quejamos cuando hay accidentes…
Si el cliente no quiere pagar por la jabalina y el cableado extra, ¿qué hacemos? Yo explico todo, pero si insiste, no puedo obligarlo. ¿Debería rechazar el trabajo?