«Es para una instalación chica, no hace falta gastar tanto.»
Frase común si las hay, y el disparador de una de las discusiones más frecuentes entre electricistas: ¿Conviene usar materiales eléctricos alternativos o genéricos para obras de menor envergadura?
Cuando hablamos de productos «alternativos», no nos referimos necesariamente a materiales ilegales ni sin norma, sino a aquellos que no son de marcas reconocidas, suelen costar la mitad (o menos) y no siempre tienen trazabilidad técnica ni garantía real. En otras palabras: son la «segunda marca» del mercado.
El argumento económico
Sí, todos lo sabemos: los materiales eléctricos están carísimos. Post-pandemia y con inflación, armar una instalación cuesta un ojo de la cara. Y en viviendas pequeñas, clientes que buscan lo más barato abundan.
Para obras chicas (monoambientes, locales provisorios, reformas mínimas), muchos electricistas terminan cediendo al precio. Total, «es poca carga», «no se le exige tanto», «no va a pasar nada».
Pero… ¿y si sí pasa?
Los riesgos ocultos
Usar materiales alternativos puede parecer inofensivo, hasta que:
- Un tomacorriente genérico se recalienta por mala conexión o baja calidad del plástico.
- Un disyuntor de segunda línea no actúa a tiempo frente a una falla a tierra.
- Un interruptor chino con supuesta norma no corta fase, sino neutro.
Lo barato, como bien sabemos, puede salir carísimo.
¿Qué pasa con la responsabilidad profesional?
Acá viene el punto más picante:
Aunque el cliente pida lo más barato, el electricista es quien firma, diseña o instala. En caso de siniestro, la responsabilidad cae sobre quien ejecutó la instalación, no sobre quien compró los materiales.
Entonces, ¿vale la pena jugarse el prestigio, la matrícula y la responsabilidad legal por abaratar unos pesos en una obra menor?
¿Y si el cliente no puede pagar otra cosa?
Este es el dilema de todos los días. No es raro que un profesional termine absorbiendo parte del costo, o trabaje con un combo: usar materiales económicos donde no comprometen seguridad (por ejemplo, cajas de paso), y asegurar calidad en cables, térmicas y disyuntores, que son críticos.
Algunos optan por aclarar en el presupuesto:
“Se usarán materiales alternativos bajo expresa solicitud del cliente. El instalador no se responsabiliza por fallas derivadas del uso de componentes no certificados.”
¿Legalmente sirve? Tal vez no te salve, pero marca una postura profesional.
Conclusión polémica
No todo lo alternativo es basura, pero tampoco todo lo de marca es garantía.
El problema es que no hay control real en el mercado. Entrás a cualquier ferretería y te ofrecen tomas de $300 o térmicas «marca XX» que no están ni registradas. Y lo peor es que hay colegas que las instalan todos los días.
Entonces, te pregunto a vos:
¿Vos usás materiales eléctricos genéricos? ¿Cuándo sí y cuándo no?
¿Tu cliente te obliga o vos los recomendás?
¿Qué experiencias tuviste con marcas truchas que explotaron al mes?
Comentá, opiná, y hacé catarsis. Este debate nos toca a todos.